Algunos piensan que cuando dudamos es porque no tenemos fe, pero no
somos los únicos. Moisés dudó, Juan el Bautista dudó, Pedro dudó, y la
lista sigue y sigue….
Romanos 10:10 nos dice que “con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”, pero, a veces nuestra mente contradice este texto bíblico. Nuestro corazón siempre dirá que sí, pero nuestra mente dirá: -a lo mejor, quien sabe, puede ser-
¿Debemos de actuar conforme al sentir de nuestros corazones o de acuerdo con lo que nos dicta nuestra mente? Muchas veces hemos actuado guiados por el sentir de nuestros corazones y en algunas de ellas nos hemos equivocado y en otras las cosas nos han salido bien. Lo mismo nos ha pasado cuando nos dejamos guiar por nuestros cerebros.
La batalla entre la mente y el corazón está allí, siempre latente en nuestras vidas. ¿Qué hacer, entonces, ante estas situaciones tan ambiguas? Hebreos 11:6 nos dice que “el que se acerca a Dios crea que en verdad El existe, que está vivo, que es real y que es capaz de hacer todo lo que para el hombre es imposible.
Santiago 1:6 nos da la clave del exito: "Pero pida con fe, <no dudando nada>; porque <el que duda> es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra".
Nuestra mente debe de ser programada para que repita constantemente: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13), porque El es el verdadero Dios y la vida eterna. (1 Juan 5:20)... entonces se despejarán todas nuestras dudas.-
¡SHALOM BERAJOT!
Romanos 10:10 nos dice que “con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”, pero, a veces nuestra mente contradice este texto bíblico. Nuestro corazón siempre dirá que sí, pero nuestra mente dirá: -a lo mejor, quien sabe, puede ser-
¿Debemos de actuar conforme al sentir de nuestros corazones o de acuerdo con lo que nos dicta nuestra mente? Muchas veces hemos actuado guiados por el sentir de nuestros corazones y en algunas de ellas nos hemos equivocado y en otras las cosas nos han salido bien. Lo mismo nos ha pasado cuando nos dejamos guiar por nuestros cerebros.
La batalla entre la mente y el corazón está allí, siempre latente en nuestras vidas. ¿Qué hacer, entonces, ante estas situaciones tan ambiguas? Hebreos 11:6 nos dice que “el que se acerca a Dios crea que en verdad El existe, que está vivo, que es real y que es capaz de hacer todo lo que para el hombre es imposible.
Santiago 1:6 nos da la clave del exito: "Pero pida con fe, <no dudando nada>; porque <el que duda> es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra".
Nuestra mente debe de ser programada para que repita constantemente: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13), porque El es el verdadero Dios y la vida eterna. (1 Juan 5:20)... entonces se despejarán todas nuestras dudas.-
¡SHALOM BERAJOT!
By Juan F. Roa