La Biblia es un caudal inagotable de sorpresas y entre mas la leo y descubro los tesoros escondidos en ella, exclamo igual como lo hizo Pablo al decir en Romanos 11:33: ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
Y no es para menos, pues, leyendo el Libro de Isaías me encontré la revelación de una profecía del capítulo 53, verso 7 que dice: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”.
El texto hace mención tres veces al silencio de nuestro Señor Jesucristo ante el juicio político-religioso, que le hicieron antes de su ejecución: 1-NO ABRIO SU BOCA; 2-ENMUDECIO; 3-Y NO ABRIO SU BOCA.
Vamos pues a encontrar la revelación de esta profecía acerca de “el silencio” guardado por Cristo en tres ocasiones: 1- Ante Pilato; 2-Ante Herodes el Tetrarca, y 3-Ante el Sumo Pontífice y el Sanedrín. Ante estos tres siempre estuvo maltratado y humillado.
1-Ante Pilato, la implicación era POLITICA, la acusación era contra el hombre que supuestamente amenazaba al Imperio Romano. “Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? Pero Jesús NO LE RESPONDIO NI UNA PALABRA; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho. [Mateo 27:13-14].
2-Ante Herodes, también era una implicación POLITICA. Los falsos testigos le decían que su reinado estaba en peligro si dejaba que aquel hombre se consolidara como REY de Israel. “Herodes viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal. Y le hacía muchas preguntas, PERO EL NADA LE RESPONDIO. [Lucas 23:8-9].
Tanto en la presentación ante Pilato como ante Herodes el Tetrarca, “estaban los principales sacerdotes y los escribas acusándole con gran vehemencia”. Lucas 23:10. Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida [ridículas, de payaso]…. Lucas 23:11.
3-Ante el Sumo Sacerdote y el Sanedrín, las cosas fueron diferentes, pues estaba ante las máximas autoridades religiosas, por ende, el juicio se tornaba RELIGIOSO. “Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti? MAS EL CALLABA, Y NADA RESPONDIA”. [Marcos 14:60-61].
Dije que las cosas fueron diferentes ante el Sumo Sacerdote, pues cuando éste le preguntó a Jesús: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? La reacción de Cristo fue diferente, pues siendo él LA VERDAD, [Juan 14:6], no se las podía ocultar. La respuesta fue inmediata: “Yo soy [YHWH]; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. [Mar 14:62]
Esta declaración dio por terminado el Juicio en contra del Señor, pues, “el sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte. [Marcos 14:63-64].
El Señor Jesucristo, el Verbo de Dios, que con su Palabra creó los cielos y la tierra y todo lo que en ellos existe, incluyendo al hombre, ENMUDECIO; porque si hubiera hablado, “sus palabras y el aliento de su boca los hubiera destruido a todos” y el plan divino para “nuestra salvación” no se hubiera llevado a cabo.
Ya el Señor había reprendido a Pedro por el machetazo que le cortó la oreja a uno de los captores del Señor; y conste que el machetazo era para volarle la cabeza, lo que pasa es que el tipo logró esquivar el sablazo y de refilón le agarró la oreja. [Juan 18:10-11].
Por el contrario, el Señor Jesucristo abrió su boca únicamente para dictar su propia SENTENCIA, pues al afirmar que realmente era EL HIJO DE DIOS, le dio cumplimiento al plan de REDENCION, el cual se había escrito setecientos años antes de que sucediera.
El profeta Isaías menciona tres veces en el mismo texto el SILENCIO de nuestro Señor Jesucristo, [Isaías 53:7], a las cuales les dio cumplimiento, para que fuese posible nuestra salvación.
¡LA PAZ DE CRISTO!
Juan F. Roa
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