En las publicaciones más recientes he escrito acerca de "La Oración
Hipócrita" y "La Oración Repetitiva", esta vez le toca a las personas
que aplican el egoísmo en sus oraciones.
Como dije anteriormente orar hipócritamente, es el esfuerzo que una
persona hace, en la oración, para impresionar a la congregación; <no
para ser oídos>, sino <para ser visto por los demás>.
En cambio la oración del egoísta es para impresionarse así mismo, para decirse cosas que solamente él se las cree, para justificarse convirtiéndose en "un santurrón".
El Señor Jesucristo lo describe, en Lucas 18:10-14, de la manera siguiente: "Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
El fariseo egoísta, puesto en pie, <oraba consigo mismo>, de una forma soberbia y orgullosa. Las palabras que el decía no eran para que alguien las escuchara ni para Dios. El se deleitaba al escuchar su propia voz "autoelogiándose" por lo "bueno" que según él era, pues, se creía perfecto diciendo:
"Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano".
Descriminaba al publicano, que "estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador".
El fariseo mientras -oraba consigo mismo-, también estaba pendiente, de las palabras que decía el otro hombre, (el publicano), a pesar de que estaba un poco retirado de él. Estoy casi seguro de que el fariseo al salir de allí, le contó a alguien más, lo que escuchó del publicano.
Por eso Jesucristo dice que tus oraciones personales deben de ser en SECRETO, solamente entre el Padre Celestial y tú, sin más testigos.-
Algo curioso para preguntarse: ¿De qué le valió al fariseo ayunar dos veces a la semana, y dar los diezmos de todo lo que ganaba? Jesucristo dijo bien claro que "el publicano" descendió a su casa justificado antes que el otro; "porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido".
!SHALOM-BERAJOT!
En cambio la oración del egoísta es para impresionarse así mismo, para decirse cosas que solamente él se las cree, para justificarse convirtiéndose en "un santurrón".
El Señor Jesucristo lo describe, en Lucas 18:10-14, de la manera siguiente: "Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
El fariseo egoísta, puesto en pie, <oraba consigo mismo>, de una forma soberbia y orgullosa. Las palabras que el decía no eran para que alguien las escuchara ni para Dios. El se deleitaba al escuchar su propia voz "autoelogiándose" por lo "bueno" que según él era, pues, se creía perfecto diciendo:
"Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano".
Descriminaba al publicano, que "estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador".
El fariseo mientras -oraba consigo mismo-, también estaba pendiente, de las palabras que decía el otro hombre, (el publicano), a pesar de que estaba un poco retirado de él. Estoy casi seguro de que el fariseo al salir de allí, le contó a alguien más, lo que escuchó del publicano.
Por eso Jesucristo dice que tus oraciones personales deben de ser en SECRETO, solamente entre el Padre Celestial y tú, sin más testigos.-
Algo curioso para preguntarse: ¿De qué le valió al fariseo ayunar dos veces a la semana, y dar los diezmos de todo lo que ganaba? Jesucristo dijo bien claro que "el publicano" descendió a su casa justificado antes que el otro; "porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido".
!SHALOM-BERAJOT!
By Juan F. Roa
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