En cierta ocasión, un campesino fue invitado a un culto evangelistero en una de las iglesias cercana a su finca. El campesino aceptó con mucho gusto y el domingo, día del culto, preparó su caballo y también una estaca para clavarla en el suelo y amarrar a su caballo, en caso de que en la iglesia no hubiera esa facilidad.
Bueno, al llegar los hermanos le dieron la bienvenida y estuvo alegre gozándose con la congregación, pero después que terminó “el culto” desamarró a su caballo y arrancó la estaca donde lo había atado y se dispuso regresar a casa, pero, cuál fue su sorpresa al darse cuenta que su caballo cojeaba de una de las patas delanteras. Sin perder el tiempo se desmontó y al revisarle la pata se dio cuenta que había sido picada por una “araña pica caballos”. Su reacción inmediata fue decir: -No vuelvo a esta iglesia porque aquí tienen arañas pica caballos.-
Como al campesino le gustó “el alboroto pentecostal”, al siguiente domingo preparó otro caballo le puso la misma albarda en donde ya tenía amarrada la estaca para amarrar el caballo y se fue a buscar otra iglesia hasta que la encontró. Igual que en la otra iglesia, los hermanos le dieron la bienvenida y estuvo alegre gozándose con todos ellos.
Después que terminó “el culto” desamarró a su caballo y arrancó la estaca donde lo había amarrado, y nuevamente se dispuso regresar a casa, pero, apenas había cabalgado unos cuantos metros, cuando notó que este caballo también estaba cojeando de una de sus patas. Al revisarla se dio cuenta que también había sido picada por una “araña pica caballos”; su reacción fue la misma que la anterior diciendo: No vuelvo a esta iglesia porque aquí, también tienen arañas pica caballos.-
La misma historia se repitió al domingo siguiente, con otro de sus caballos, pero esta vez al desclavar la estaca del suelo, se fijó que esta tenía un agujero y al observarlo notó que en el interior se miraban dos chispitas que eran los ojos de un animal, entonces sacudiendo la estaca violentamente contra el suelo salió expulsada de ella “una araña pica caballos”; fue hasta ese momento que se dio cuenta que no eran las iglesias las que tenían las arañas pica caballos sino que era él, el que la llevaba todo el tiempo en la estaca que siempre amarraba a su albarda.-
Muchos pastores y feligreses se preguntan: ¿Sera posible que nuestra iglesia cambie? ¿Sera posible que Dios quite las telarañas? Yo te respondo: ¡Claro que es posible! ¡Pero primero tenemos que cambiar nosotros! ¡Primero hay que matar de una vez por toda “la araña”. Dios quiere que seamoss pastores y un creyentes fieles a Él, lleno de su poder, de su victoria. El quiere que seamos parte de una Congregación pujante, resplandeciente, llena de dones, de amor y de la gloria de Dios.-
No nos conformemos con menos, todo esto puede ser posible si empieza con nosotros mismos, continua con nosotros y termina con nosotros. Cuando nosotros cambiemos otros cambiarán, pero hay que pelear la batalla de la fe, el que lucha lo hace para tratar de ganar y jamás piensa que va a perder, porque si cree que va a perder, mejor es que no luche.-
Todo lo bueno que hagamos servirá como ejemplo para los que vienen detrás de nosotros…. Pero hay que matar a la araña pica caballos primero.
¡LA PAZ DE CRISTO!
By Juan F. Roa
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