18 nov 2011

LO QUE NUESTROS OJOS NO HAN VISTO AUN.


 El momento del parto llegó,  era una preciosa niña y su madre se sentía feliz y orgullosa, llorando de felicidad al tenerla entre sus brazos. Aquella niña había nacido con unos ojos muy lindos, cuyo color solo podían ser comparados con el azul del cielo o el verde del mar.

Todos quedaron impresionados con el bello color de sus ojos y a primera vista, todo indicaba que ella había nacido normal, como los demás niños, pero por extrañas circunstancias de la vida y a medida que se iban haciendo las exámenes de rutina, los médicos descubrían que la niña había nacido ciega.-

Esto fue un golpe duro para sus padres, pero, su mamá, en particular, convirtió aquella tragedia en una bendición, pues de su corazón brotó un amor como el que nunca jamás hubiera podido sentir por alguien.- Desde entonces y a medida que crecía, la niña preguntaba por todo lo que sus cuatro sentidos, tacto, oído, olfato y gusto percibían.

Todo lo que la mamá trataba de explicar, acerca de las cosas, cuando la niña invidente preguntaba, las relacionaba con las bellezas que según las promesas en la Biblia vamos a encontrar en el cielo.

Cuando la niña estuvo a punto de cumplir los 15 años y mientras sus padres hacían los preparativos para celebrárselos, recibieron la buena y agradable noticia que la ciencia había avanzado tanto, que la niña era candidata para someterse a una operación en los ojos con la probabilidad de un 90 % de recuperar la vista.

Ni cortos ni perezosos sus padres, inmediatamente que llegó la oportunidad, llevaron a la niña al Hospital donde fue intervenida quirúrgicamente y luego, para su recuperación, la llevaron al cuarto correspondiente, desde cuya ventana se podía observar un jardín precioso donde se oía el revolotear y el cantar de los pajaritos.

Llegó el momento de quitarle las vendas de los ojos, sus padres estaban lógicamente nerviosos, junto con el médico que la había operado. Al hacerlo todos se dieron cuenta que la operación había sido TODO UN ÉXITO, La jovencita miró a través del cristal de la ventana y quedó impresionada con los colores de aquel bellísimo jardín, la luz solar y viendo volar y cantar a los pajarillos exclamó: -¡WOW! Mamá, el cielo es más bello de lo que tú me lo habías descrito.

Obviamente, la jovencita jamás había visto lo que estaba viendo, solo se lo imaginaba. De la misma manera, nosotros tampoco hemos visto el tercer cielo y no tenemos idea de cómo es. Según oímos y cantamos nos imaginamos por algunas textos bíblicos con sus calles de oro y mar de Cristal

El Apóstol Pablo, que fue arrebatado hasta ese “tercer cielo” dice que vio y oyó cosas INEFABLES, [imposibles de narrar], de describir y por eso no le quedó más remedio que decir: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1 Corintios 2:9.-

¡La Paz de Cristo!
 
By Juan F. Roa

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