¿Alguna vez te has hecho esta misma pregunta? En el Libro de Jueces
Capítulo 2, del texto 6 al 10, podemos encontrar apoyo para desarrollar
el tema de hoy, desglosándolo en 3 PARTES. Leámos:
"Cuando Josué se despidió del pueblo, (1)- los hijos de Israel <se
fueron a tomar posesión cada uno de su heredad>.... El pueblo (que)
<había servido a Jehová todo el tiempo que vivió Josué>, y también
<mientras vivieron los ancianos que sobrevivieron a Josué>,
<los cuales habían sido testigos de todas las grandes obras que
Jehová había hecho en favor de Israel>.
(2)- Pero murió
Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, a la edad de ciento diez años, y lo
sepultaron en su heredad, en Timnat-sera, en los montes de Efraín, al
norte del monte Gaas, y murió también toda aquella generación, por lo
que la generación que se levantó después no conocía a Jehová ni la obra
que él había hecho por Israel.
(3)- Esos israelitas hicieron
lo que ofende al Señor y adoraron a los ídolos de *Baal. Abandonaron al
Señor, Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y siguieron a
otros dioses —dioses de los pueblos que los rodeaban—, y los adoraron,
provocando así la ira del Señor.
RESPUESTA # 1: Una de las
principales razones por las cuales la gente se olvida de Dios, es porque
prefieren servir a las riquezas antes que a Dios, porque prefieren
buscar primero las añadiduras antes que el reino de Dios.
Josué al despedir al pueblo, también les entregó a cada uno su heredad,
la posesión de las tierras, con las cuales se dedicaron a la producción
agrícola y ganadera, que les generaba dinero y se fueron olvidando del
Dios que con grandes portentos y maravillas, los había sacado del
cautiverio en Egipto.
En este particular Cristo fue bien claro
al decir que <Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a
uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se
puede servir a la vez a Dios y a las riquezas>. (Mateo 6:24).-
También Jesucristo le aseguró a sus discípulos <que es difícil para
un rico entrar en el reino de los cielos>. (Mateo 19:23)... pero no
imposible, porque "no hay imposible para Dios". -Un ejemplo clásico, de
esto, lo podemos leer en el pasaje bíblico de Lucas 18:18-23.
RESPUESTA # 2: Pablo, en Romanos 10:14, nos dice algo muy lógico,
referente al tema que hoy nos ocupa: "Ahora bien, ¿cómo invocarán a
aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han
oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique?"
Ya Josué, el
que ejercía el liderazgo, el pastor del rebaño, testigo ocular de las
maravillas que Dios hizo desde Egipto, había muerto; y no solamente él,
pues, los ancianos que también habían contemplado, con sus propios ojos,
las maravillas de Jesús en el desierto, murieron.-
Obviamente, la nueva generación se fue olvidando poco a poco de Dios,
pues ya no había alguien de <la vieja generación> que les
recordara lo que Dios había hecho por ellos.
Algo parecido
sucedió con los discípulos y apóstoles del Señor Jesús, que le
abandonaron momentáneamente, y si no se les aparece, ya resucitado,
probablemente el evangelio nunca se hubiera extendido o nunca hubiera
llegado hasta nosotros.-, pero todo esto sucedió para que se cumplieran
las palabras del Señor cuando dijo:
—Todos ustedes me
abandonarán...., porque está escrito: »“Heriré al pastor, y se
dispersarán las ovejas.”Pero después de que yo resucite, iré delante de
ustedes a Galilea" (Marcos 14:26-28 y Zacarías 13:7).-
RESPUESTA # 3: Porque el ser humano está acostumbrado a ver y a palpar.
La nueva generación, que se levantó después de Josué y los ancianos,
demandaba como "dios", a alguien que todos pudieran ver y tocar. Se
negaban a creer en un Dios Todopoderoso, Unico, Invisible e hicieron lo
que ofende al Señor, adorando a los ídolos.
Esa fue una de las
razones por la que Dios fue manifestado en carne (1 Tim 3:16). El Señor
les dijo a los que le seguian: "Muchos quiseron ver, oir, lo que ustedes
estan oyendo y viendo, pero no lo lograron. (Lucas 10:23-25).-
Parafraseando diría: -Bueno, ¿querían <ver a Dios>, tocarlo,
oírle? Pues, aquí estoy, óiganme, tóquenme, véanme, porque el que me ha
visto, ha visto al PADRE. (Juan 14:9-10).-
Bienaventurados
somos todos aquellos que sin haber visto hemos creído, porque <el
creer> viene por el oír o leer la bendita Palabra de Dios.-
!SHALOM BERAJOT!
By Juan F. Roa