2 nov 2011

¿A QUIEN IREMOS?


 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso  iros también vosotros? El Apóstol Pedro, entonces le hizo la siguiente pregunta: ¿A quién iremos? y que él mismo responde diciendo: “Tú tienes palabra de Vida Eterna”.- Juan 6:67-68.-

Nosotros, como simples mortales que somos, tal vez, en un momento determinado de nuestras vidas, nos hemos hecho la misma pregunta: ¿A quién iremos?

En los momentos más desesperantes de la vida de todo ser humano, cuando más urgente y necesitado se está de una intervención directa de Dios, muchos optan por consultar primero con las cartas, [el tarot], con los brujos, hechiceros, curanderos, santeros, ídolos, etc., creyendo poder encontrar en todo esto la solución a sus problemas, dejando como última instancia al Creador de los cielos y la tierra.

Es muy fácil hablar y predicar del Poder del Nombre de Jesús, cuando no se está dentro de los zapatos del que está angustiado y atribulado por un problema grande. ¿Cuántas veces nosotros hemos dicho, o hemos oído a predicadores diciendo que en el nombre de Jesús se resucitan los muertos, se sanan milagrosamente las personas que están desahuciadas, que los drogadictos y alcohólicos son liberados de esos flagelos, que los matrimonios son restaurados, etc.?

Sin duda alguna, yo lo creo, porque he sido testigo presencial y hasta protagonista de muchos milagros hechos a otras personas y en algunos casos en mí.- Sin embargo, muchas oraciones pidiéndole al Señor que intervenga en momentos cruciales de nuestras vidas, fueron contestadas con una respuesta negativa: El dijo ¡NO!.- Y toda esperanza se desvaneció.-

Surgió entonces la pregunta: ¿Qué es lo que hemos hecho malo, para que Dios no nos haya contestado positivamente? ¿Acaso hemos cometido algún pecado, por el cual ha desechado Dios nuestras súplicas? Peor aún, porque a raíz de esa decepción y desesperante situación, somos catapultados lejos de nuestra FE y la duda nos envuelve haciéndonos retroceder y empeoramos nuestra relación con Dios, siendo desagradables a él.-

El Señor Jesucristo dice en Mateo 18:19 “….que si dos de nosotros nos pusiéramos de acuerdo en la tierra acerca de <cualquiera cosa> que pidiéramos, nos será hecho por el Padre que está en los cielos”.

¿Cuántas veces, dos o más de nosotros, nos hemos puesto de acuerdo para pedirle “algo urgente” a nuestro Padre Celestial y no nos fue hecho? Muchas veces, yo he orado, he llorado, postrado de rodillas, le he suplicado junto a otros hermanos y no sucedió nada; y no fue por falta de FE.-

A veces. durante momentos de gran tribulación y angustia, he llegado hasta pensar que no todo depende de la Fe que tenemos o lleguemos a tener, sino de la voluntad soberana de Dios. O sea, Dios hace las cosas cuando él quiere y a quien él quiere.-

La Biblia dice que Dios es nuestro amparo, nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones, pero a veces sentimos más bien, como que él se ha alejado de nosotros, como que nos hubiera olvidado, nos sentimos abandonados.

Pablo hace una pregunta diciendo en Romanos 11:34 ¿Quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? El Señor mismo dice que nuestros pensamientos no son los Suyos y nuestros caminos no son los de EL.

Ante este enigma que nos hace pensar de mil maneras, solo nos queda preguntarnos como el Apóstol Pedro: ¿A QUIEN IREMOS?; Hasta la pregunta es necia, pues la respuesta es obvia: Iremos al Único que tiene Palabra de Vida Eterna. JESUCRISTO.-

Tenemos que hacer nuestras las palabras de Job 1:21, cuando dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.

¡La Paz de Cristo!
By Juan F. Roa

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