En el año 896, el papa ESTEBAN VI (896-897), hombre extremadamente iracundo y títere de la familia Espoleto, fue protagonista de uno de los sucesos más espantosos y grotescos que se puedan recordar de la historia del papado. Mandó a desenterrar el cadáver de su antecesor, el papa Formoso y lo hizo vestir con las ropas papales y lo juzgó delante de muchos. El pretexto del “juicio” era que el antiguo papa había accedido al pontificado cuando era obispo de otra diócesis, y eso no estaba permitido. La verdadera razón, no obstante, fue el hecho de pertenecer a la facción rival.
La Enciclopedia Católica reconoce que Esteban VI lo hizo con el fin de servir a la familia Espoleto. Así que, sacaron el cuerpo de Formoso de la tumba donde yacía por varios meses, lo vistieron de nuevo con sus ropas pontificales, lo llevaron a la sala del Concilio y lo sentaron en el trono. El cuerpo putrefacto de Formoso apestaba toda la sala. Allí estaba toda la corte papal y el juzgado. Se le proporcionó un abogado al indefenso cadáver, mientras el papa Esteban le increpaba vociferante.
El concilio condenó al difunto papa Formoso y entonces se ensañaron con el cadáver. Una vez sentenciado, se le expoliaron las ropas papales, se le hizo cortar los tres dedos con los que acostumbraba a impartir la bendición de Sabazius. Se le decapitó, y se le arrastró el cuerpo por toda la ciudad, y al final se arrojó el resto del cadáver al río Tíber. La facción rival de Esteban se puso en marcha y muy pronto ese papa fue depuesto y estrangulado en prisión. El historiador alemán Ferdinand Gregorovius (1821-1891) escribió acerca de estos sucesos: “...papas, clero, nobleza, vivían en la mayor barbarie que cabe imaginar. En un brevísimo espacio de diez años, ¡hubo nada menos que ocho papas!
Entonces, el partido de los sucesores de Formoso impuso a su candidato; este fue ROMANO (897), pero murió asesinado a los cuatro meses. También lograron elevar al solio a TEODORO II (897) y su pontificado sólo duró un mes, pues fue envenenado, sólo tuvo tiempo de enterrar con todos los honores en la basílica de san Pedro el resto del cadáver de Formoso y anular las disposiciones del “Sínodo horrendo”.
En el año 898 los opositores al papa Formoso, una vez más volvieron a las andadas y eligieron como papa a Sergio de Caere, el mismo que, junto a sus partidarios había montado el proceso contra el cadáver de Formoso. No obstante, los formosianos, por las armas le expulsaron.
El emperador Lamberto de Espoleto, entonces hizo elegir a JUAN IX, que duró dos años solamente, (898-900), le sucedió BENEDICTO IV, que duró tres años (900-903).
Luego el papa LEÓN V, el cual a los dos meses de pontificado fue hecho prisionero y fue encarcelado por su capellán Crisóforo, el que sería el papa CRISTÓBAL, que detentaría el solio pontificio durante un año (903-904).
LA CUARTA BESTIA
Autor: Juan F. Roa
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