En el transcurso de nuestra existencia, todos hemos tenido momentos malos, todos hemos pasado por tiempos difíciles y nos ha servido de aliciente el saber que no hemos sido los únicos, y que otros a nuestro alrededor también han estado en igual o peor situación que nosotros; aunque tampoco han sido motivos para que nos alegremos de la tragedia ajena.
A estas situaciones malas el mundo secular le llama “mala suerte”, mientras que los cristianos le llamamos ‘PRUEBAS’.- Y cuando las cosas están súper bien, el mundo secular le llama “buena suerte”, pero los cristianos le llamamos “BENDICIONES”.-
A estas situaciones malas el mundo secular le llama “mala suerte”, mientras que los cristianos le llamamos ‘PRUEBAS’.- Y cuando las cosas están súper bien, el mundo secular le llama “buena suerte”, pero los cristianos le llamamos “BENDICIONES”.-
Cuando pasamos por tiempos difíciles, siempre habrá otros hermanos que digan que lo que nos pasa es porque estamos en pecado y lo ven como un castigo de Dios. Habrá otros que digan que Dios está tratando de llamar nuestra atención; otros dirán que Dios está tratando de hacer algo en nuestras vidas; y aun otros dirán, que Dios nos está enseñando a tener paciencia. Todos quieren ser intérpretes o profetas de lo que nos está pasando.
Muchas personas creen que cuando se convierten al Señor todo será “color de rosa”, que se acabaron los padecimientos, tribulaciones, problemas económicos, etc., pero muchas veces es todo lo contrario. El Señor Jesús nunca dijo que cuando nos convirtiéramos a Él, todas las tribulaciones, problemas y angustias terminarían.
El Señor dijo: En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33. Cuando el Señor Jesús llamó a Pablo para el ministerio le dijo a Ananías: “Yo le mostraré [a Pablo], cuánto le es NECESARIO PADECER por mi nombre. Hechos 9:15-16.-
En el libro a los Hebreos podemos leer que muchos hermanos fueron vituperados, azotados, encarcelados, apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá, cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.
Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:36-40.-
Si todas estas cosas fueron sufridas por nuestros hermanos de la Iglesia primitiva, ¿Qué podemos esperar nosotros? Acaso somos una excepción y estamos “vacunados” para no sufrir todas estas cosas? El Apóstol Pedro dice que “los mismos padecimientos se van cumpliendo en nuestros hermanos en todo el mundo. 1 Pedro 5:9.
¿Cuáles son nuestros problemas, tribulaciones y angustias? Nada comparable con lo que sufrieron nuestros hermanos de la Iglesia primitiva y los 60 millones asesinados durante la Inquisición. Por supuesto que hay millones en el mundo que sufren hambre y persecución política, aunque no sean cristianos, mientras nosotros nos hemos ido acomodando a un evangelio lleno de lujos, comodidades y tecnología.
Tal parece que “estas pruebas” por las que todos pasamos son los requisitos que cada uno debemos de llenar para lograr nuestro perfeccionamiento. Es por medio de ellas que el Señor Jesús, EL ALFARERO, nos moldea día a día.
El Apóstol Pedro así lo dice: “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que HAYAMOS PADECIDO un poco de tiempo, él mismo nos perfeccione, afirme, fortalezca y establezca”. 1 Pedro 5:10.-
¡LA PAZ DE CRISTO!
Muchas personas creen que cuando se convierten al Señor todo será “color de rosa”, que se acabaron los padecimientos, tribulaciones, problemas económicos, etc., pero muchas veces es todo lo contrario. El Señor Jesús nunca dijo que cuando nos convirtiéramos a Él, todas las tribulaciones, problemas y angustias terminarían.
El Señor dijo: En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33. Cuando el Señor Jesús llamó a Pablo para el ministerio le dijo a Ananías: “Yo le mostraré [a Pablo], cuánto le es NECESARIO PADECER por mi nombre. Hechos 9:15-16.-
En el libro a los Hebreos podemos leer que muchos hermanos fueron vituperados, azotados, encarcelados, apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá, cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.
Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:36-40.-
Si todas estas cosas fueron sufridas por nuestros hermanos de la Iglesia primitiva, ¿Qué podemos esperar nosotros? Acaso somos una excepción y estamos “vacunados” para no sufrir todas estas cosas? El Apóstol Pedro dice que “los mismos padecimientos se van cumpliendo en nuestros hermanos en todo el mundo. 1 Pedro 5:9.
¿Cuáles son nuestros problemas, tribulaciones y angustias? Nada comparable con lo que sufrieron nuestros hermanos de la Iglesia primitiva y los 60 millones asesinados durante la Inquisición. Por supuesto que hay millones en el mundo que sufren hambre y persecución política, aunque no sean cristianos, mientras nosotros nos hemos ido acomodando a un evangelio lleno de lujos, comodidades y tecnología.
Tal parece que “estas pruebas” por las que todos pasamos son los requisitos que cada uno debemos de llenar para lograr nuestro perfeccionamiento. Es por medio de ellas que el Señor Jesús, EL ALFARERO, nos moldea día a día.
El Apóstol Pedro así lo dice: “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que HAYAMOS PADECIDO un poco de tiempo, él mismo nos perfeccione, afirme, fortalezca y establezca”. 1 Pedro 5:10.-
¡LA PAZ DE CRISTO!
By Juan F. Roa
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