Pasando por las afueras de un pequeño pueblo, un forastero cargando en su camión sus pertenencias y a su familia le preguntó a un anciano que se mecía en una silla, en el portal de su casa: Señor, ¿podría usted decirme como es la gente de este pueblo?
El anciano sin inmutarse por la pregunta del forastero, le contestó con otra pregunta: ¿Y cómo eran las personas del pueblo de donde usted viene? El forastero le respondió: ¡No quisiera siquiera acordarme de ellas! Esas personas eran litigiosas, buscapleitos, chismosas, chifleteras, arrogantes, egoístas, pendencieras, mentirosas, calumniadoras, envidiosas, metiches, contradictorias, tercas, ignorantes, mañosas, mal intencionadas, majaderas,…. ummm ….y para que le sigo. Por eso nos fuimos de ese pueblo porque ya no las aguantábamos.
El anciano, sin ningún asombro ni comentarios, simplemente le dijo: ¡IGUAL ES AQUI! Ante la respuesta del anciano, el forastero ni siquiera le dio las gracias e inmediatamente arrancó hacia otro lugar.
Pocos días después, pasó por el mismo lugar otro forastero cargando en su camión sus pertenencias y a su familia y encontró al mismo anciano de nuestra historia meciéndose en su silla, en el portal de su casa. El forastero al ver al anciano le preguntó: Señor, ¿podría usted decirme como es la gente de este pueblo?
Nuevamente el anciano sin extrañarse por la pregunta del forastero, respondió preguntándole: ¿Y cómo eran las personas del pueblo de donde usted viene? El forastero exclamó lamentándose y diciendo: ¡Ay amigo, usted no sabe lo que me ha dolido dejar a gente tan linda, tan servicial, amigable, cariñosa, tan amorosa, leal, compasiva, siempre pendiente de uno, de las necesidades de todos, alegres, etc., nos ha dolido tanto haberlas dejado, pero el doctor me recomendó un pueblo como este, cercano a las montañas y debido a mi salud hemos tenido que dejar a nuestro pueblo tan querido. El anciano sin darle mucha importancia al asunto le dijo al forastero: ¡IGUAL ES AQUI!
¿Qué aprendemos de todo esto? Aprendemos que….”TODO lo que el hombre siembra eso es lo que siega”. Gálatas 6:7; Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará VIDA ETERNA. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. Gálatas 6:8-10.
¡LA PAZ DE CRISTO!
El anciano sin inmutarse por la pregunta del forastero, le contestó con otra pregunta: ¿Y cómo eran las personas del pueblo de donde usted viene? El forastero le respondió: ¡No quisiera siquiera acordarme de ellas! Esas personas eran litigiosas, buscapleitos, chismosas, chifleteras, arrogantes, egoístas, pendencieras, mentirosas, calumniadoras, envidiosas, metiches, contradictorias, tercas, ignorantes, mañosas, mal intencionadas, majaderas,…. ummm ….y para que le sigo. Por eso nos fuimos de ese pueblo porque ya no las aguantábamos.
El anciano, sin ningún asombro ni comentarios, simplemente le dijo: ¡IGUAL ES AQUI! Ante la respuesta del anciano, el forastero ni siquiera le dio las gracias e inmediatamente arrancó hacia otro lugar.
Pocos días después, pasó por el mismo lugar otro forastero cargando en su camión sus pertenencias y a su familia y encontró al mismo anciano de nuestra historia meciéndose en su silla, en el portal de su casa. El forastero al ver al anciano le preguntó: Señor, ¿podría usted decirme como es la gente de este pueblo?
Nuevamente el anciano sin extrañarse por la pregunta del forastero, respondió preguntándole: ¿Y cómo eran las personas del pueblo de donde usted viene? El forastero exclamó lamentándose y diciendo: ¡Ay amigo, usted no sabe lo que me ha dolido dejar a gente tan linda, tan servicial, amigable, cariñosa, tan amorosa, leal, compasiva, siempre pendiente de uno, de las necesidades de todos, alegres, etc., nos ha dolido tanto haberlas dejado, pero el doctor me recomendó un pueblo como este, cercano a las montañas y debido a mi salud hemos tenido que dejar a nuestro pueblo tan querido. El anciano sin darle mucha importancia al asunto le dijo al forastero: ¡IGUAL ES AQUI!
¿Qué aprendemos de todo esto? Aprendemos que….”TODO lo que el hombre siembra eso es lo que siega”. Gálatas 6:7; Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará VIDA ETERNA. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. Gálatas 6:8-10.
¡LA PAZ DE CRISTO!
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