19 ago 2011

DE REGRESO A CASA

Cuando leo I Timoteo 3:16 y veo que Dios, en la ...persona del Señor Jesús fue recibido arriba en gloria, viene a mi mente una anécdota difícil de pasar por alto y es la siguiente:

Terminaba la Segunda Guerra Mundial, pues Alemania había sido derrotada y los soldados que sobrevivieron venían alegres y victoriosos de regreso a casa en varios barcos acorazados.

En uno de aquellos barcos venía el Presidente de los Estados Unidos acompañando a dichos soldados y celebrando el triunfo. También venía entre ellos un viejo misionero que por muchos años había llevado el evangelio a las partes más paupérrimas de África, lugar en el cual había perdido a sus hijos y a su esposa y de donde regresaba abatido por la nostalgia, la tristeza y la soledad.

Cuando aquellos barcos acorazados anclaron en el Puerto de Nueva York y bajó el Presidente junto con las tropas, la muchedumbre que se contaba por millares, exclamaba con gritos de júbilo celebrando la victoria y el regreso de los soldados a casa.

Los fuegos artificiales iluminaban los cielos, los cañones tronaban incesantemente junto con el estallido de miles de petardos y la banda musical no paraba de tocar himnos de victoria dándoles la bienvenida, a los que regresaban a sus casas.

Aquellos soldados junto con su Presidente fueron recibidos en Nueva York, en la gloria que dan los hombres aquí en la tierra..Era completamente un derroche de alegría y fiesta por toda la ciudad y el resto de la nación. Con champagne, whiskey, cervezas, vino, etc., celebraban el final de aquella pavorosa Segunda Guerra Mundial.

Bajó también, de uno de aquellos barcos, aquel viejito misionero a quien nadie esperaba, a quien nadie conocía, nadie se dio cuenta que existía y pasó completamente desapercibido.

Las lágrimas rodaban sobre sus mejillas y al llegar a aquella casita donde viviría por el resto de sus días, le hizo al Señor el siguiente reclamo: Señor Jesús, toda mi vida te he servido con todas mis fuerzas y mi corazón. Cuando era apenas un joven, a la voz tuya obedecí y me fui para África como misionero de Tu Evangelio, ahora que soy prácticamente un anciano, solo, pobre y sin fuerzas, regreso a casa y no hay nadie esperándome y ni siquiera un “petardito” se disparó para darme la bienvenida.

El Señor le contestó: Hijo mío tu no eres pobre, tu eres más rico de lo que te imaginas, pues eres co-heredero del reino de los cielos y en cuanto a la celebración que ellos hacen y los fuegos artificiales que han disparado, ninguno fue para darte la bienvenida; ¿Y sabes por qué? Porque tú todavía no has llegado a tu Hogar, pero los preparativos ya se están haciendo para recibirte muy pronto, arriba en Gloria. ¡Aleluya!

Cuando Cristo estaba cumpliendo con el plan de salvación aquí en la tierra, todas las miradas del reino celestial estaban puestas en él. Usted se imagina la clase de fiesta que hubo en los cielos cuando el Señor Jesucristo regresó triunfante y victorioso de la muerte a su Patria Celestial?

El Tabernáculo, la parte visible de Dios fue alzado hacia los cielos Hechos 1:9 y visto por toda la Eternidad por los ángeles y por todos los que han vencido. I Tim. 3:16. ¡Gloria al Señor, Aleluya!

¡LA PAZ DE CRISTO!

By Juan F. Roa

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