Muchas veces he tenido conversacion ...es con personas que son creyentes y me han cuestionado mi punto de vista acerca de este tema. Muchos dicen que hay que perdonar y olvidar, pero yo les he dicho que en “ciertas circunstancias” es posible perdonar el daño o la maldad que nos han hecho, pero es imposible olvidarlas, a menos de que nos enfermemos de “alzaihmer”, [amnesia total, enfermedad en el ser humano que hace que la mente se le quede en blanco, se le olvide todo].
La mente humana no es como el disco duro de las computadoras, que cualquier información que se quiera borrar se manda al basurero o simplemente aplicándoles el DELETE; aun así, quedan evidencias dentro de ese disco duro que los expertos en computadoras pueden traer nuevamente a la pantalla.
Es posible perdonar, pero en ciertas circunstancias es “imposible olvidar”. Muchas cosas que nos han hecho las hemos podido olvidar, casi o completamente, y a veces vienen a nuestras mentes como simple recuerdos, anécdotas, porque no dejaron cicatrices, porque sus heridas no fueron profundas. Pero cuando el golpe fue grande con heridas profundas que nos hicieron sangrar y fueron difíciles de CICATRIZAR, es imposible olvidar, porque cada vez que nos veamos la CICATRIZ que nos dejó alguien, volveremos a recordar una y otra vez como sucedieron las cosas.
Claro que es posible perdonar, sobre todo cuando hemos entregado nuestra vida a Cristo, si no fuera así, nuestro accionar natural humano estaría siempre maquinando actos de venganza, maldiciendo y deseándoles lo peor a las personas que nos causaron esos daños. No solamente es posible perdonar sino que estamos obligados a perdonar para que también nos perdonen, porque nosotros también, durante el transcurso de nuestras vidas, le hemos hecho daño a otras personas y muchas veces con heridas profundas que tampoco ellas han podido olvidar.
Perdonar es aplicar la ley física de la causa y el efecto y también es poner en práctica la ley espiritual de Dios que dice: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Mateo 6:14-15. Como hemos podido leer los textos hablan de :perdonar", pero no mencionan la palabra "olvidar".
Referente a “olvidar”, el único que tiene la capacidad para olvidarse de nuestras ofensas, para nunca más acordarse de ellas, es Nuestro Señor Jesucristo, que por medio del bautismo en aguas invocando su Nombre, [Hechos 2:38], sepulta todos nuestros pecados en el fondo del mar [Miqueas 7:9] y no se acuerda nunca más de ellos. [Jeremías 31:34].
!La Paz de Cristo!
La mente humana no es como el disco duro de las computadoras, que cualquier información que se quiera borrar se manda al basurero o simplemente aplicándoles el DELETE; aun así, quedan evidencias dentro de ese disco duro que los expertos en computadoras pueden traer nuevamente a la pantalla.
Es posible perdonar, pero en ciertas circunstancias es “imposible olvidar”. Muchas cosas que nos han hecho las hemos podido olvidar, casi o completamente, y a veces vienen a nuestras mentes como simple recuerdos, anécdotas, porque no dejaron cicatrices, porque sus heridas no fueron profundas. Pero cuando el golpe fue grande con heridas profundas que nos hicieron sangrar y fueron difíciles de CICATRIZAR, es imposible olvidar, porque cada vez que nos veamos la CICATRIZ que nos dejó alguien, volveremos a recordar una y otra vez como sucedieron las cosas.
Claro que es posible perdonar, sobre todo cuando hemos entregado nuestra vida a Cristo, si no fuera así, nuestro accionar natural humano estaría siempre maquinando actos de venganza, maldiciendo y deseándoles lo peor a las personas que nos causaron esos daños. No solamente es posible perdonar sino que estamos obligados a perdonar para que también nos perdonen, porque nosotros también, durante el transcurso de nuestras vidas, le hemos hecho daño a otras personas y muchas veces con heridas profundas que tampoco ellas han podido olvidar.
Perdonar es aplicar la ley física de la causa y el efecto y también es poner en práctica la ley espiritual de Dios que dice: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Mateo 6:14-15. Como hemos podido leer los textos hablan de :perdonar", pero no mencionan la palabra "olvidar".
Referente a “olvidar”, el único que tiene la capacidad para olvidarse de nuestras ofensas, para nunca más acordarse de ellas, es Nuestro Señor Jesucristo, que por medio del bautismo en aguas invocando su Nombre, [Hechos 2:38], sepulta todos nuestros pecados en el fondo del mar [Miqueas 7:9] y no se acuerda nunca más de ellos. [Jeremías 31:34].
!La Paz de Cristo!
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