Todos somos creación o criaturas de ...Dios, pero no todos son HIJOS DE DIOS. Para ser adoptados en la Familia de Dios es necesario creer en SU NOMBRE. [Juan 1.12]: “Mas a todos los que le recibieron, A LOS QUE CREEN EN SU NOMBRE, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Parece que muchos no se fijan que esa promesa de poder llegar a ser “hijos de Dios” es a “los que le recibieron” y “A LOS QUE CREEN EN SU NOMBRE”.
Uno no puede leer el libro de Hechos sin notar el lugar de prominencia que ocupaba el nombre de Jesús en la Iglesia Primitiva. Vez tras vez habla acerca “del Nombre”. A través de varios versículos en el libro de Los Hechos podemos darnos cuenta el énfasis notorio y persistente que hacen los apóstoles y discípulos del NOMBRE de Jesús.
Ahora bien, es importante notar que cuando en la Biblia solo se menciona “NOMBRE” refiriéndose a Dios, NUNCA SE REFIERE A OTRO NOMBRE. Por medio de esos textos que leemos en el Nuevo Pacto, nosotros también podemos descubrir el valor y la importancia de ese NOMBRE, el nombre de YESHUA, nombre que es sobre todo nombre, que hasta entonces se había tenido el temor de pronunciar.
En el Antiguo Testamento no era pronunciado por temor a incurrir en pecado, por causa de una mala interpretación del tercer mandamiento que decía: “No tomarás EL NOMBRE de Jehová tu Dios en vano, porque no dará por inocente Jehová al que tomare SU NOMBRE en vano” (Éxodo 20.7).
En Levítico 24.11 podemos darnos cuenta cómo surgió el temor de pronunciar el nombre del Eterno: “Y el hijo de la mujer israelita blasfemó EL NOMBRE, y maldijo; entonces lo llevaron a Moisés... Y lo pusieron en la cárcel, hasta que les fuese declarado por palabra de Jehová. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación”.
Prácticamente, el temor de que le sucediera lo mismo a cualquiera, hizo que hasta dejaran de pronunciar el nombre sagrado de Dios, sustituyendo su uso con: Adonay (Señor), Shaday (Todopoderoso) o Elohim [Eterno, Dios]. Nadie se atrevía a pronunciar el Nombre, solo el Sumo Sacerdote y un grupo pequeño y selecto de los sacerdotes sabían cuál era la pronunciación correcta del Nombre de Dios.
Por esto fue de gran consternación para los judíos religiosos y los fariseos cuando apareció Jesús, no solo llevando EL NOMBRE sobre sí, sino usándolo frecuentemente. Los fariseos sospechaban de Jesús por el nombre que llevaba. Según la historia, a Jesucristo lo acusaban de haberse introducido al Templo y “robado” la pronunciación correcta DEL NOMBRE, pero, ¿Cómo no iba a conocer la pronunciación correcta de su propio nombre?
Por eso conspiraban contra Jesús, porque no podían entender, siendo hebreos, como el Nombre de Yeshua contenía el nombre sagrado del Dios del Antiguo Pacto, cuya transliteración es: JEHOVA SALVA. Esto era tan enigmático para ellos que la única solución que encontraban para discernirlo, era ¡matándolo por blasfemo!.
Peor aun, cuando Jesús les decía: “Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago EN NOMBRE de mi Padre, ellas dan testimonio de mí” (Juan 10.25) o sea que, El estaba dando a conocer que SU NOMBRE, EL QUE LO IDENTIFICABA CON EL PADRE. “Yo he venido EN NOMBRE de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis” (Juan 5.43).
A Jesucristo lo perseguían los Fariseos y religiosos de su día por EL NOMBRE que llevaba, porque ESE NOMBRE REVELABA SU IDENTIDAD: Jehová-salva, Jehová salvando a la raza humana. Luego, Jesucristo dijo que nosotros también seríamos aborrecidos por SU NOMBRE (Mateo 10.22). “Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de MI NOMBRE” (Mateo 24.9).
Jesucristo sacó del olvido el NOMBRE impronunciable de Dios, y lo ha dejado como un legado a su Iglesia, tan primordial, porque su NOMBRE toma el lugar de su presencia y nos da la autoridad y el poder para atar y desatar las cosas tanto en el cielo como en la tierra ¡Aleluya! Cuando invocamos ese nombre con fe y autoridad, todo el cielo nos respalda y apoya, todo el poder de Dios está respaldando el NOMBRE DE JESÚS.
En el NOMBRE de Jesucristo, está investido todo el poder, el carácter, las facultades y la autoridad de Dios. En SU NOMBRE está todo lo que necesitas, y lo puedes recibir invocando o pronunciando el nombre del Señor Jesucristo en fe, creyendo. EL ha prometido: “TODO lo que pidiereis al Padre EN MI NOMBRE, LO HARÉ, para que el Padre sea glorificado en el hijo. Si algo pidiereis EN MI NOMBRE, yo lo haré” (Juan 14.13-14).
En el Nombre de Jesucristo esta la salvación del alma, confirmado por las de Juan 20.31: “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, TENGÁIS VIDA EN SU NOMBRE”. Y también nos dice: “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, PORQUE NO HA CREÍDO EN EL NOMBRE del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3.18).
Ahora, podemos comprender el significado profundo de Juan 1.12: “Mas a todos los que le recibieron, A LOS QUE CREEN EN SU NOMBRE, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Dejamos de ser criaturas de Dios para convertirnos en verdaderos HIJOS DE DIOS. ¡Aleluya!
¿Crees tú en el nombre de Jesús? ¿Crees que ese nombre significa YHWH SALVA? ¿Crees tú que Jesús es lo que dice SU NOMBRE? Si crees de todo corazón, puedes invocar ESE NOMBRE y recibir contestación a tu oración. Si crees, entonces, con gusto vas a querer ser identificado con él en las aguas del bautismo, bautizándote EN EL NOMBRE DEL SEÑOR JESUCRISTO.
“Ahora pues, ¿Por qué te detienes? Levántate y bautízate y lava tus pecados, invocando su nombre.” (Hechos 22.16).
!La Paz de Cristo!
Uno no puede leer el libro de Hechos sin notar el lugar de prominencia que ocupaba el nombre de Jesús en la Iglesia Primitiva. Vez tras vez habla acerca “del Nombre”. A través de varios versículos en el libro de Los Hechos podemos darnos cuenta el énfasis notorio y persistente que hacen los apóstoles y discípulos del NOMBRE de Jesús.
Ahora bien, es importante notar que cuando en la Biblia solo se menciona “NOMBRE” refiriéndose a Dios, NUNCA SE REFIERE A OTRO NOMBRE. Por medio de esos textos que leemos en el Nuevo Pacto, nosotros también podemos descubrir el valor y la importancia de ese NOMBRE, el nombre de YESHUA, nombre que es sobre todo nombre, que hasta entonces se había tenido el temor de pronunciar.
En el Antiguo Testamento no era pronunciado por temor a incurrir en pecado, por causa de una mala interpretación del tercer mandamiento que decía: “No tomarás EL NOMBRE de Jehová tu Dios en vano, porque no dará por inocente Jehová al que tomare SU NOMBRE en vano” (Éxodo 20.7).
En Levítico 24.11 podemos darnos cuenta cómo surgió el temor de pronunciar el nombre del Eterno: “Y el hijo de la mujer israelita blasfemó EL NOMBRE, y maldijo; entonces lo llevaron a Moisés... Y lo pusieron en la cárcel, hasta que les fuese declarado por palabra de Jehová. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación”.
Prácticamente, el temor de que le sucediera lo mismo a cualquiera, hizo que hasta dejaran de pronunciar el nombre sagrado de Dios, sustituyendo su uso con: Adonay (Señor), Shaday (Todopoderoso) o Elohim [Eterno, Dios]. Nadie se atrevía a pronunciar el Nombre, solo el Sumo Sacerdote y un grupo pequeño y selecto de los sacerdotes sabían cuál era la pronunciación correcta del Nombre de Dios.
Por esto fue de gran consternación para los judíos religiosos y los fariseos cuando apareció Jesús, no solo llevando EL NOMBRE sobre sí, sino usándolo frecuentemente. Los fariseos sospechaban de Jesús por el nombre que llevaba. Según la historia, a Jesucristo lo acusaban de haberse introducido al Templo y “robado” la pronunciación correcta DEL NOMBRE, pero, ¿Cómo no iba a conocer la pronunciación correcta de su propio nombre?
Por eso conspiraban contra Jesús, porque no podían entender, siendo hebreos, como el Nombre de Yeshua contenía el nombre sagrado del Dios del Antiguo Pacto, cuya transliteración es: JEHOVA SALVA. Esto era tan enigmático para ellos que la única solución que encontraban para discernirlo, era ¡matándolo por blasfemo!.
Peor aun, cuando Jesús les decía: “Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago EN NOMBRE de mi Padre, ellas dan testimonio de mí” (Juan 10.25) o sea que, El estaba dando a conocer que SU NOMBRE, EL QUE LO IDENTIFICABA CON EL PADRE. “Yo he venido EN NOMBRE de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis” (Juan 5.43).
A Jesucristo lo perseguían los Fariseos y religiosos de su día por EL NOMBRE que llevaba, porque ESE NOMBRE REVELABA SU IDENTIDAD: Jehová-salva, Jehová salvando a la raza humana. Luego, Jesucristo dijo que nosotros también seríamos aborrecidos por SU NOMBRE (Mateo 10.22). “Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de MI NOMBRE” (Mateo 24.9).
Jesucristo sacó del olvido el NOMBRE impronunciable de Dios, y lo ha dejado como un legado a su Iglesia, tan primordial, porque su NOMBRE toma el lugar de su presencia y nos da la autoridad y el poder para atar y desatar las cosas tanto en el cielo como en la tierra ¡Aleluya! Cuando invocamos ese nombre con fe y autoridad, todo el cielo nos respalda y apoya, todo el poder de Dios está respaldando el NOMBRE DE JESÚS.
En el NOMBRE de Jesucristo, está investido todo el poder, el carácter, las facultades y la autoridad de Dios. En SU NOMBRE está todo lo que necesitas, y lo puedes recibir invocando o pronunciando el nombre del Señor Jesucristo en fe, creyendo. EL ha prometido: “TODO lo que pidiereis al Padre EN MI NOMBRE, LO HARÉ, para que el Padre sea glorificado en el hijo. Si algo pidiereis EN MI NOMBRE, yo lo haré” (Juan 14.13-14).
En el Nombre de Jesucristo esta la salvación del alma, confirmado por las de Juan 20.31: “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, TENGÁIS VIDA EN SU NOMBRE”. Y también nos dice: “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, PORQUE NO HA CREÍDO EN EL NOMBRE del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3.18).
Ahora, podemos comprender el significado profundo de Juan 1.12: “Mas a todos los que le recibieron, A LOS QUE CREEN EN SU NOMBRE, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Dejamos de ser criaturas de Dios para convertirnos en verdaderos HIJOS DE DIOS. ¡Aleluya!
¿Crees tú en el nombre de Jesús? ¿Crees que ese nombre significa YHWH SALVA? ¿Crees tú que Jesús es lo que dice SU NOMBRE? Si crees de todo corazón, puedes invocar ESE NOMBRE y recibir contestación a tu oración. Si crees, entonces, con gusto vas a querer ser identificado con él en las aguas del bautismo, bautizándote EN EL NOMBRE DEL SEÑOR JESUCRISTO.
“Ahora pues, ¿Por qué te detienes? Levántate y bautízate y lava tus pecados, invocando su nombre.” (Hechos 22.16).
!La Paz de Cristo!
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