28 ago 2011

LA PUGNA ENTRE ARRIO Y ALEJANDRO

DECIMA PARTE 
Durante el reinado de Constantino se ... produjo un conflicto religioso de grandes proporciones, acerca de la divinidad de Jesús, entre dos corrientes en pugna: El Primer Grupo pertenecía a los clérigos de la corriente helenista, (mitología griega), que creían y defendían la existencia de triadas de dioses, influenciados por el pensamiento neo-platónico, tanto de Tertuliano como el de la Escuela Catequista de Alejandría, la cual reverenciaba a Clemente de Alejandría y a Orígenes, los más grandes teólogos de la Iglesia helenista.

El Segundo Grupo pertenecía a los monoteístas que negaban la divinidad del Señor Jesús, bajo el liderazgo de Arrio.

McCormick y Strong, en el libro La Trinidad, Vol. 10, p. 553”, dicen: “A finales del siglo primero y durante el segundo, muchos hombres con una cultura religiosa muy “profunda”, vinieron tanto del judaísmo como del paganismo al cristianismo. Esas personas introdujeron dentro de las escuelas cristianas, su teología tanto monoteísta como platónica. Entre ellos se contaba con Tertuliano, cuyas enseñanzas, influyeron grandemente en las mentes de los religiosos de la Época, los cuales, animados por sus doctrinas helenista, empezaron a concebir ideas trinitarias hasta llegar al siglo tercero donde se comenzaron a debatir esas ideas”.

Una Historia del Pensamiento Cristiano, por Arthur Cushman McGigffert, p. 240, dice lo siguiente: “Tanto los judíos, que creían en un solo Dios, como los arrianos que creían que Cristo era adoptado o creado, estaban en desacuerdo con la filosofía platónica”.

“La oposición en contra de las doctrinas trinitarias, por parte de judíos y arrianos, era ofensiva para los teólogos religiosos, particularmente para aquellos que sentían la influencia de la filosofía platónica”.

“Alejandro, siendo Obispo de Alejandría, fue el que encendió la pólvora del conflicto, cuando predicó un sermón utilizando la palabra latina “homoosius” que significa de la misma “sustancia” y proviene del griego “Hupostasis” con el mismo significado y que Hebreos 1:3 menciona como “la imagen misma de su sustancia” aludiendo la divinidad de Jesús”.

“Esto no fue del agrado de Arrio, Obispo de Alejandría, lugar en donde comenzó el conflicto en el año 318 de la E. C. que duró más de cincuenta años y dividió la opinión del “cristianismo”.
“Arrio decía que Cristo no era Dios, ni podía serlo porque era simplemente una criatura, o sea, un ser creado y que de ninguna manera podía ser de la misma sustancia del Padre Eterno, por lo que de forma inmediata refutó violentamente a Alejandro, provocando un tremendo escándalo que estremeció la estructura moral de la iglesia local y se extendió de manera incontrolable por todas partes del mundo religioso de aquella época”.

El uso de la palabra “Hupostasis” fue la que prácticamente provocó el conflicto, sucedió lo que Santiago 3:5 dice: He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

“Arrio y sus seguidores creían que Jesús era hijo de Dios, pero que de ninguna manera podía ser el único Hijo y tampoco igual al Padre Eterno, por su condición de haber sido creado, engendrado, igual que lo fue Satanás, mencionado también entre los hijos de Dios, en el Libro de Job. 1:6; y en Génesis 6:2. [Así piensan y creen los Testigos de Jehová, acerca de Jesús]”.

“Como no creían en la Divinidad de Jesús, se oponían a cualquier intento de adorar o aceptar a Jesucristo como Dios, o como parte de una deidad, porque según sus argumentos, la adoración que se le quería dar a Jesús, violaba el Primer mandamiento de la Ley de Dios que dice: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”. Deuteronomio 6:4-5.

“La parte que habían sido grandemente influenciada por la mitología, el paganismo y el tradicionalismo greco romano, asentados en la Ciudad de Alejandría, la más importante de Egipto, estaba bajo el liderazgo de Alejandro, un Obispo de Alejandría apoyado por un diácono de su Iglesia de nombre Atanasio”.

“Estos defendían sus creencias dentro de las filas neo-cristianas, basadas en la idea mitológica de la existencia de una deidad formada por tres personas completamente distinta la una de la otra: Un Padre, un Hijo y un Espíritu, como si fueran uno, existiendo en un estado triple. Alejandría era la “sede” del mundo religioso de esa época, era lo que el Vaticano representa para los católicos hoy día”
.
“El problema que presentaban los de la corriente de Alejandro, era que no podían justificar ante los monoteístas, la adoración a Jesús, ni el reconocimiento Divino de Su Persona, pues no encontraban en él, ningún vínculo con el Dios del Antiguo Testamento, pues carecían de revelación divina, solamente su formación helenista, el concepto religioso basado en la creencia de triadas de dioses de la mitología griega, que finalmente aplicaron y prevaleció”.

Para limar estas asperezas y reconciliar a ambos grupos Constantino los convoco en el famoso Concilio de Nicea en el año 325 EC., tal como veremos a continuación.

¡La Paz de Cristo!
Tomado del Libro:
LA TRINIDAD: ¿Mitología o Realidad?
Escrito por Juan F. Roa.

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